Este reportaje fue publicado en colaboración con Next City. Esta versión en español fue traducida por Patricia Guadalupe por palabra.

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Durante dos semanas después de que el huracán María devastara a Puerto Rico en 2017, Lucy’s Pizza era el único restaurante abierto en el pueblo de Adjuntas en la Cordillera Central. Los 18,000 residentes, como los del resto de la isla, estaban completamente sin luz.

“Nadie tiene luz, no se puede conseguir gasolina, es difícil cocinar, entonces todos venían aquí a comer”, dijo el propietario Gustavo Irizarry. “La fila”, señaló a lo largo de la plaza central del pueblo, “no tenía fin”.

Usando un generador diésel, Lucy’s funcionaba a aproximadamente el 75% de su capacidad. El generador hacía ruido, apestaba, y costaba mucho: Irizarry gastó $15,000 en diésel en los seis meses que la red estuvo inactiva. A menudo se levantaba en medio de la noche para prender el generador para no arriesgar que las neveras se quedaran sin energía. No quería que los ingredientes se echaran a perder.

Ahora casi seis años después, Irizarry está listo para generar su propia energía usando el sol. Es uno de los 14 comerciantes en el centro de Adjuntas que han invertido en las primeras microrredes solares comunitarias en la isla – y se espera empiecen a funcionar este verano. 

En marzo de 2023, miles de personas llenaron las calles de Adjuntas para el segundo encuentro anual de Casa Pueblo en apoyo a la energía solar. Foto por Katherine Rapin 

“Después de María, vimos la vulnerabilidad y la necesidad de tener un sistema eléctrico que realmente funcione”, dijo Irizarry. “Para tener una alternativa mejor de energía, para poder vivir”. 

El proyecto de microrred es el más reciente esfuerzo de un movimiento comunitario para generar seguridad energética en Puerto Rico en forma de energía solar. Por toda la isla, grupos como Casa Pueblo, que abrió sus puertas por primera vez en Adjuntas hace más de 40 años, ha contado con sus raíces profundas en la comunidad para crear aceptación local y hacer que sea una transición equitativa.

“La microrred es un paso importante para llevar a Puerto Rico de la vulnerabilidad del sistema centralizado de combustibles fósiles a llegar a lo que creo que compartimos en Puerto Rico”, dijo Arturo Massol Deyá, director asociado de Casa Pueblo. “Usar combustibles (renovables) y generar energía en el punto de consumo, donde se necesita”.

Las microrredes alimentan pequeñas redes de edificios con energía que se genera cerca de donde se usa, a menudo viento o solar. Los sistemas suelen estar conectados a una red central, pero en caso de un apagón, pueden funcionar en “modo isla”, dependiendo únicamente de la energía generada localmente y la capacidad de almacenamiento de la batería.

El huracán María dañó el 80% de la red eléctrica de Puerto Rico y los apagones posteriores, que duraron meses, contribuyeron al número de muertes por la tormenta. Seis años y $14 mil millones en fondos federales después, la red central de Puerto Rico todavía está en mal estado.

En el Laboratorio Nacional Oak Ridge del Departamento Federal de Energía, los investigadores están desarrollando arquitectura y algoritmos para hacer que las microrredes de Adjuntas sean más confiables y resistentes. Foto por Carlos Jones, Depto. de Energía/ORNL

Los puertorriqueños aguantan apagones a cada rato mientras en promedio gastan el 8% de sus ingresos en electricidad, según el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA). (Los estadounidenses gastan en promedio 2.4% en electricidad)

“No es una oportunidad de dejar el sistema centralizado”, dijo Massol Deyá. “En Puerto Rico, es una necesidad”.

Los problemas energéticos de Puerto Rico son anteriores a María. La Autoridad de Energía Electrica de Puerto Rico, PREPA en inglés, se declaró en quiebra en marzo de 2017, casi seis meses antes que María. En 2020, funcionarios firmaron un contrato de 15 años que otorga a LUMA Energy, un consorcio de empresas canadienses y estadounidenses, el control de la transmisión y distribución de electricidad. Desde que LUMA se hizo cargo, las tarifas aumentaron y los apagones continúan. (LUMA no respondió a solicitudes para comentarios).

Los defensores de las energías renovables, incluido el movimiento Queremos Sol, dicen que la solución es obvia. Sólo la energía solar en los techos podría proporcionar cuatro veces de lo que se usa en energía residencial en la isla, según han demostrado los estudios del Departamento Federal de Energía. En 2019, legisladores puertorriqueños establecieron el objetivo de hacer la transición a un 40% de energía renovable para 2025 y un 100% para 2050. Pero a pesar de esos compromisos, la isla actualmente consigue menos del 4% en energías renovables. En los últimos años, PREPA ha avanzado en proyectos de gas metano e incluso propuso una tarifa sobre la energía generada por paneles solares en los techos para ayudar a pagar su deuda de $9 millones.

Ubicado en las montañas centrales de Puerto Rico, Adjuntas se está convirtiendo en un modelo global por su transición equitativa hacia la llamada energía limpia. Foto por Ricardo Arduengo

“Es lo peor que le podría pasar a Puerto Rico”, dijo Massol Deyá sobre un posible impuesto solar. (PREPA no respondió a solicitudes para comentarios).

Para Massol Deyá, los apagones que siguieron a María fueron una tragedia, pero también una oportunidad para exaltar los beneficios de la energía solar. A raíz del desastre, los adjunteños se reunieron en Casa Pueblo, que había instalado sus primeros paneles solares en 1999 y se había desconectado por completo de la red eléctrica solo unos meses antes que María. Los residentes pudieron cargar teléfonos, operar máquinas de diálisis, y guardar medicamentos en las neveras del centro. Una vecina venía todos los días a administrar el tratamiento para el asma de su hijo.

Miembros de la diáspora de Puerto Rico se pusieron en contacto con Casa Pueblo para preguntar cómo podían ayudar. “Les dijimos a todos, no nos envíen dinero, envíennos lámparas solares”, dijo Massol Deyá.

Durante los siguientes seis meses, la organización distribuyó 14,000 lámparas. Y en los últimos seis años, ha ayudado a financiar e instalar más de 350 sistemas de energía solar en edificios por toda el pueblo, incluyendo en un centro de vida asistida, un mercado, la estación de bomberos, y muchos hogares en los vecindarios más pobres de Adjuntas. Casa Pueblo incluso construyó un parque solar público, donde los residentes cargan teléfonos usando enchufes que obtienen energía de paneles solares que se asemejan a árboles. 

En 2018, la Fundación Honnold en Salt Lake City, Utah, que apoya proyectos solares por todo el mundo, se dio cuenta de lo que estaba pasando en Adjuntas. La entonces directora Dory Trimble se puso en contacto. “Nos dijo que pensáramos en grande”, dijo Massol Deyá. “(Pensamos) ¿por qué no hacerlo en el centro de Adjuntas, alrededor de la plaza principal, que es lo que le da a las comunidades en Puerto Rico un sentido de identidad?” 

Con sede en Puerto Rico, Máximo Solar contrató a mujeres locales para ayudar a instalar los 700 paneles solares que alimentan la microrred. Foto cortesía de Casa Pueblo

Lucy’s está en uno de los siete edificios alrededor de la plaza central de Adjuntas conectado a dos sistemas de almacenamiento de baterías de medio megavatio que se conectan a la red central; en el caso de un apagón, los sistemas pueden “aislarse”, confiando en su propia generación y almacenamiento.

Al crear una microrred con otras empresas locales en la red, incluyendo una panadería, una ferretería, y una farmacia, Adjuntas podría obtener seguridad energética durante las emergencias, mientras hace irrelevante la industria de los combustibles fósiles desconectando a aquellos con los mayores usos de energía. 

Pero a medida que la idea de la microrred tomaba forma, la ahora difunta cofundadora de Casa Pueblo, Tinti Deyá Díaz (madre de Massol Deyá), dijo que quería asegurarse de que los residentes de bajos ingresos siguieran beneficiándose de la transición solar; después de todo, los hogares con energía solar estaban pagando alrededor de $40 mensuales menos en sus facturas de energía, según Casa Pueblo.

Esa preocupación llevó a Irizarry y a los otros 13 inversionistas en la microrred a formar la Asociación Comunitaria de Energía Solar Adjunteña (ACESA), una empresa de servicios públicos independiente y sin fines de lucro que reinvierte en proyectos solares comunitarios, priorizando los hogares de los adjunteños más vulnerables. “Cada uno de nosotros tiene un compromiso con la comunidad”, dijo Irizarry.

Su dedicación valió la pena. Cuando el huracán Fiona azotó en 2022, hubo apagones en todas partes, pero los edificios de energía solar del pueblo se salvaron. La estación de bomberos se convirtió en un centro regional de ayuda, recibiendo llamadas de una estación en Ponce, 15 millas al sur, que se había quedado sin luz.

“Cuando ves todo el panorama, sabes que todavía estamos en riesgo –  nos enfrentaremos a los mismos desafíos del cambio climático, huracanes, terremotos”, dice Massol Deyá. “Pero estamos en una mejor situación para los días corrientes y comunes, y estamos mejor puestos como comunidad para enfrentar tiempos difíciles”.

La transición de Adjuntas ha sido reconocida fuera de isla. En marzo, la Secretaria de Energía Jennifer Granholm visitó Casa Pueblo para discutir planes para desembolsar $1,000 millones en fondos federales para mejorar la red eléctrica de Puerto Rico. (El Fondo de Resiliencia Energética de Puerto Rico, aprobado por el Congreso en diciembre, se centrará en los “hogares y comunidades más vulnerables y necesitados” de la isla). Después de su visita, Granholm tuiteó: “Están dando el ejemplo, mostrando que el 100% de energía solar para Puerto Rico es posible”.

Otras comunidades de la isla están interesadas en copiar el modelo de Adjuntas. La Fundación Monte Azul está trabajando para desarrollar una microrred solar en Maricao, 30 millas al oeste de Adjuntas. El marzo pasado, el director Andrew Hermann visitó Adjuntas con los residentes de Maricao.

“Ver (la microrred) en persona y hablar con los comerciantes que están muy a favor de la microrred le da confianza a los dueños de negocios aquí”, dijo Hermann. “Ese es el tipo de energía que ayuda a construir estos proyectos de cero”.


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